Ese Cúmulo de Letras y Papel

El libro es ese conjunto de letras, hojas de papel y cuero que para algunos resulta una gran adicción, para otros una gran repulsión y por desgracia para muchos otros algo completamente desconocido; también son pequeños pedazos de la esencia de aquellos dueños de las historias, esos seres que son capaces de compartir el viaje con los demás.

Disfruto el pasar de las hojas, la esencia a viejo o a nuevo –da igual–, el olor del papel es indispensable; no me importa si habla de amor, desamor, muerte o matemáticas, el simple hecho de percibir su aroma y sentir como se escurren entre los dedos las hojas de papel es verdaderamente un placer culposo.

El arte del libro es lo que acompaña nuestra ventana a mundos paralelos a rincones tan recónditos como nuestra mente sea tan abierta y dispuesta a llevarnos, lugares  que exaltan nuestras pasiones, nuestros miedos, nuestras sombras e incluso hasta nuestras necesidades. La sensación más exorbitante es el momento mismo en el que nuestra existencia se fusiona con ese cúmulo de letras y papel, cuando nuestro espíritu evoca una serie de sensaciones y experiencias extrasensoriales tan inexplicables como indescriptibles.

El punto clave de esta fusión y experiencia extrasensorial es cuando ese cúmulo de letras y papel se convierte en historias, experiencias y aprendizaje; el tipo de viaje dependerá de cada viajero, pero la experiencia se vive solamente si se está abierto a subirse al tren. Algunos afirman que este cúmulo de letras y papel son armas peligrosas, tanto así que a muchos de sus creadores les ha costado la vida, algunos han desaparecido y otros han sido perseguidos; sus historias fueron borradas por el calor del fuego, destruidas, perdidas o hasta olvidadas a propósito.

Para muchos el libro debería de ser como ese “piensabien” de Orwell en su obra “1984” en el que esta experiencia debe de ser algo completamente alineado con lo que el gobierno plantea o como algunos dirían «con lo que la superestructura nos dice», yo simplemente puedo decir que la escritura es un arte que si deja de ser algo espontáneo llega a perder la grandeza de su proeza.

Un libro no puede ser presa del capricho de unos para provocar sensaciones intencionales en otros, un libro debe de ser ese camino que te lleva a nuevos rumbos, una experiencia que en cada viaje te ayuda a conocer cosas nuevas del mundo, cosas nuevas de ti; un viaje que nos lleva a la redefinición del yo, y que por ende, tras cada cambio de estación nuestro viajero se convierte en una nueva clase de yo.

No lo sé simplemente estas son algunos de los aspectos por los que considero a los libros tan importantes en la vida de las personas, razones por las cuales son una de mis más grandes fascinaciones, una de mis grandes adicciones y mi mayor gusto culposo. El día mundial del libro debería ser entonces una de las celebraciones más grandes en todo el mundo, en todos nuestros mundos paralelos.